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Vacunación en Colombia contra la covid-19

Vacunación en Colombia contra el covid-19

Las vacunas y su veloz carrera hasta los brazos de la gente

Apenas se conocieron los primeros brotes del virus, en China, los más prestigiosos laboratorios del mundo empezaron a trabajar en biológicos para controlarlo. Hasta que lo lograron. Un hito científico que por fin llega a Colombia.

Unidad de Salud

Colombia inicia esta semana la vacunación contra el covid-19, en desarrollo de un ambicioso plan que ha sido calificado como el más grande en la historia sanitaria del país y tiene como objetivo proteger de esta amenaza a 35 millones de personas antes de terminar el 2021. El primer lote arribó este lunes 15 de febrero en un avión de DHL procedente de Miami con las primeras 50.000 dosis, que comenzarán a distribuirse y a aplicarse por completo a los trabajadores de la salud de la primera línea de atención.

A este punto se llega después de que la pandemia ha causado en el planeta más de 2,4 millones de muertes y cerca de 110 millones de infectados, de los cuales 58.000 decesos y al menos 2,2 millones de casos han sido aportados por la población colombiana. Aquí la jornada hasta ahora comienza, mientras que en el mundo se inició hace algo más de un mes –en el Reino Unido, desde diciembre, por ejemplo–. Y cada día crece la cifra global de personas vacunadas.


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Etapas de la vacunación y metas proyectadas
Si bien hoy parece normal que todas las naciones asuman este proceso –el de la vacunación– y que incluso en Colombia se arranque un poco después de que los vecinos hayan aplicado sus primeras dosis, lo cierto es que disponer de biológicos para atajar la enfermedad es, sin duda, el avance científico-tecnológico más acelerado que haya visto la humanidad. De hecho, no habían pasado 10 meses de haberse desatado esta contingencia epidémica y ya se estaban usando masivamente, con el amparo de las licencias respectivas.

Hay que decir que esta carrera científica empezó el mismo 31 de diciembre de 2019, cuando las autoridades sanitarias chinas dieron a conocer que 27 personas padecían una extraña neumonía de origen desconocido; ocho días después ya habían identificado un nuevo coronavirus y el diez de enero ya tenían su secuencia genómica, que fue el insumo del cual se prendieron todos los investigadores para echar a andar sus proyectos.

Varias empresas, con esa información, se dieron a la tarea de buscar la contra del nuevo enemigo, para lo cual echaron mano de adelantos derivados de investigaciones en curso y emprendieron otras nuevas. Entre las farmacéuticas que abordaron precozmente este empeño están las chinas Cansino, Sinovac-Biotech y Sinopharm; las norteamericanas Moderna y Janssen, y las Europeas Biotech, Sanofi y la Universidad de Oxford.
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Top 15 países con más casos


Mientras esto ocurría en los laboratorios, el 11 de febrero del año pasado, el virus fue bautizado como SARS-CoV-2 y dos semanas después asustaba a Italia y el resto de Europa; el 6 de marzo se conoció el primer caso en Colombia, en una mujer proveniente de Italia, y 5 días después –el 11 de marzo–, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia.

Por su parte, la maratón de las vacunas continuaba y ya el 16 de marzo Moderna anunció que había empezado ensayos clínicos de su vacuna experimental en humanos. Para mediados de abril, Sinovac-Biotech daba a conocer que su biológico era eficaz en monos. Y el 20 de ese mismo mes, otras cinco empresas realizaban ensayos clínicos y al menos otras 70 transitaban por etapas preclínicas con sus proyectos.

Promediando julio del 2020, la pandemia cobraba más de 600.000 muertos en el mundo y Colombia bordeaba los 7.000, a la par que Moderna y Pfizer –ambas con la plataforma de ARNm– anunciaban ensayos de eficacia y seguridad en sus vacunas. Para entonces, China se rezagaba un poco en la carrera, al parecer por el éxito evidenciado en el control de la pandemia con medidas no farmacológicas.

Por su parte Rusia, sin dar mayores detalles sobre su producto, se convirtió en agosto en el primer país en aprobar una vacuna contra el covid-19 para uso en emergencia: Sputnik V. Aunque para entonces solo había sido probada en unas pocas decenas de personas, su aplicación se autorizó en personal sanitario, maestros y trabajadores sociales. En ese momento las sospechas sobre Sputnik V eran fuente de debate en círculos políticos y científicos que a la postre, dados los excelentes niveles de eficacia y seguridad evidenciados, resultaron infundadas.

También en agosto, el Invima en Colombia aprobó el ensayo clínico para fase III de la vacuna desarrollada por Janssen, la compañía farmacéutica de la norteamericana Johnson y Johnson. El protocolo definía probarla en 60 mil voluntarios de 6 países. Diez centros nacionales participaron en el estudio.

Ya para noviembre Pfizer, Moderna y AstraZeneca lanzaban al viento los resultados de la efectividad de sus vacunas, todas por encima del 90 por ciento y con efectos secundarios mínimos. Para entonces, las tres firmas avanzaban a pasos agigantados con la producción industrial de estos biológicos a fin de cumplir con compromisos adquiridos con los países financiadores y con quienes habían realizado acuerdos desde mitad de año.

El 8 de diciembre, el Reino Unido inició la vacunación con el producto de Pfizer/BioNTech y se convirtió en el primer país en comenzar la lucha masiva de carácter profiláctico contra el covid-19. Estados Unidos aplicó las primeras dosis el 14 de diciembre, y el 27 del mismo mes los países de la Unión Europea hicieron lo mismo.

Mientras esto ocurría, el 18 de diciembre el Gobierno colombiano anunció la compra de 40 millones de dosis de Pfizer y AstraZeneca (20 millones de cada una) para vacunar 10 millones de adultos, lo que se sumaba a la adhesión que ya se había hecho el 30 de octubre a la estrategia multilateral Covax para separar otros 20 millones de dosis, con lo que se completó la cobertura para 20 millones de personas.

Entre enero y lo que va corrido de febrero, más países en todos los continentes han iniciado sus inmunizaciones en medio de las dificultades propias de un mercado de alta demanda y en el que los países ricos han exigido a las farmacéuticas el cumplimiento prioritario de sus acuerdos, lo que ha desequilibrado de gran manera la distribución de estos biológicos en contra de los países de economías medias y pobres.

No se partió de ceros

Además de las inversiones económicas y el trabajo de miles de personas, la velocidad con la que se han desarrollado las vacunas contra el nuevo coronavirus ha estado favorecida por factores como los adelantos obtenidos a partir del desarrollo de vacunas contra el SARS-Cov-1 y el MERS-Cov (también coronavirus), que permitieron saltarse algunos pasos iniciales.

También, al hecho de que algunas de ellas se empezaron a producir a gran escala aún en etapas de investigación, a la par de que algunas agencias regulatorias analizaban la eficacia y la seguridad al mismo tiempo que los dueños de los proyectos daban a conocer los resultados.

Pero nada de esto hubiera sido posible sin los aportes que desde hace más de siete décadas ha hecho las ciencias básicas, en razón de que desde 1953 –desde que se identificó la estructura del ADN– se han dado paso sólidos en el conocimiento de la genética, la biología molecular, la inmunogenética y la misma estructura de los virus.

En síntesis, estas vacunas son el fruto de décadas de investigación, tanto que las primeras bases de alguno de los biológicos que llevan la delantera en esta carrera se sentaron en el 2005; en ese entonces, la bioquímica húngara Katalin Karikó y el inmunólogo estadounidense Drew Weissman, de la Universidad de Pensilvania (EE. UU.), dieron a conocer las maneras de modificar el ARN, lo que garantiza su seguridad cuando se usa con fines terapéuticos o en las vacunas, como ahora.

Con base en esos avances se fundaron hace más de dos décadas compañías farmacéuticas que trabajan cotidianamente con estos elementos y que hoy son las mismas que ofrecen estos desarrollos en forma de vacunas. Así mismo, decenas de centros de investigación que trabajan de la mano con compañías tradicionales en procura de aumentar la oferta de estos insumos que hoy son la única herramienta para acabar con la peor contingencia sanitaria de la humanidad en el último siglo.

Actualmente, al menos 89 vacunas preclínicas están bajo investigación activa en animales, 69 realizan ensayos clínicos en humanos y 20 han llegado a las etapas finales de prueba. De ellas, 10 ya han inmunizado a más de 170 millones de personas en el mundo.

Colombia iniciará este proceso esta semana, y –como ya se dijo– la meta es que 35 millones de personas reciban sus esquemas completos de vacunación antes de terminar el año. Para eso se ha asegurado la disponibilidad de los biológicos necesarios con estas marcas y cantidades:

- 10 millones de dosis de Moderna (que beneficiarán a 5 millones de colombianos, con dos aplicaciones por persona).
- 2,5 millones de la farmacéutica china Sinovac.
- 10 millones del biológico de Pfizer/BioNTech.
- 10 millones de la vacuna de Oxford/AstraZeneca.
- 9 millones de la desarrollada por Janssen, filial de Johnson & Johnson.
- 10 millones a través de la estrategia Covax.

Así que a partir de esta semana, de acuerdo con las fases de priorización, se iniciará el Plan Nacional de Vacunación cubriendo en la primera etapa a todos los mayores de 80 años y al personal de salud. Será una tarea ambiciosa en la que el país tiene centradas todas las esperanzas para retornar a la normalidad arrebatada por la pandemia hace un año.

Por supuesto que hay inquietudes y aflorarán obstáculos, pero la humanidad en su conjunto –miles de millones de personas– se beneficiará de los frutos de una empresa científica colectiva sin parangón y la parte que le corresponde a Colombia está a punto de empezar.
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